Victoria Cano en su estudio

Victoria Cano en su estudio

Edgar B. de Murcia

Victoria Cano ha sido la elegida para diseñar el cartel de la Mostra Viva 2017; Cano ganó la medalla de oro en las Olimpiadas Artísticas de Pekín en 2008 y su carrera está poblada de premios alrededor del mundo, reconociendo su trabajo a nivel internacional. La artista Valenciana nos abrió las puertas de su estudio.

Solo encontrarse frente a las grandes puertas del taller de Victoria Cano, es todo un espectáculo, la casa de tres pisos escondida entre las laberínticas calles del centro histórico de Valencia tiene una fachada magníficamente adornada con libros voladores sobre un mar de azules intensos, es un oasis de color entre los antiguos y apagados colores de los edificios colindantes, como un faro que iluminara todo a su alrededor.

El portón se abre lentamente y tras él, sale la artista valenciana con una sonrisa de oreja a oreja y nos da la bienvenida con una naturalidad que nos hace sentir cómodos desde el principio. Entrar en el taller es hacerlo en un bosque de obras de arte desperdigadas en un caos meticulosamente ordenado que nos recuerda que nos adentramos en los dominios de una persona altamente creativa; tras subir al ascensor y elevarnos hasta el segundo piso, Victoria muestra orgullosa algunas de sus obras y, no sin un gesto de ilusión en la mirada, nos da paso a donde se esconde el secreto mejor guardado, el trabajo que nos ha llevado hasta allí; el cartel oficial de esta edición de la Mostra Viva del Mediterrani. Como quien habla de un hijo, Cano explica visiblemente orgullosa, los pasos que la han conducido hasta el producto final; un trabajo al que se ha dedicado en cuerpo y alma durante las últimas semanas.

La cámara parece erizarle ligeramente los pelos de la nuca, pero los nervios del principio se disipan una vez empieza a hablar sobre lo que ella ama y vive, el arte; su arte. «En un cartel tiene que haber luminosidad, fuerza y sencillez». Habla también de las nuevas tecnologías y de cómo quiere introducirlas para ir un poco más allá, para que el espectador pueda interactuar con la obra. También explica cómo el arte puede y debe denunciar y exponer los problemas actuales de la sociedad pero «no de una manera evidente, digamos que tiene que ser más sugerente y sutil, pero no por ello menos potente; para ‘zarandear’ el espíritu de una persona».

Victoria Cano columpio 02

Victoria Cano en el columpio de la inspiración

Hablado de sus orígenes como artista, recuerda que «mi primer estudio fue la sacristía del colegio, cuando era una niña; mientras todas mis compañeras jugaban, yo pintaba». Columpiándose en el balancín que preside uno de los espacios más amplios del taller, donde «siempre que quiero inspirarme vengo», nos habla de cómo «es necesario introducir el arte a las personas desde bien pequeñas para que forme parte de ellas» en lugar de ser algo externo; ella lo sabe bien, porque Victoria nació con arte, pero ha sido su duro trabajo desde muy joven lo que ha hecho de él su forma de vida.

Tras abandonar el oasis que es su estudio, la calle nos devuelve a sus tonos grises y opacos, pero el alma recuerda el beso de color que nos ha regalado, la dulce reminiscencia de un corazón abierto al Mediterráneo y al mundo.