La industria audiovisual se niega a morir
CARLOS AIMEUR FOTO: UDP/B. ALIÑO. Hoy Los profesionales del sector se agrupan en MESAV y reclaman una nueva ley, un Consejo del Audiovisual y una nueva RTVV, mientras se desmantela Canal 9 en Madrid

VALENCIA. A la misma hora que los componentes de la Mesa Sectorial del Audiovisual estaban instalando la pantalla y el humilde atrezo con el que se iban a presentar en público por primera vez, unos operarios comenzaban a desmantelar la sede de RTVV en Madrid cumpliendo la orden dada por los liquidadores de la cadena pública.

La coincidencia temporal fue toda una metáfora. Por un lado seguía desarrollándose el fin de la televisión, en un capítulo más del largo serial que comenzó a escribir el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, desde que decidió de manera unilateral apagar RTVV. Por el otro, la industria audiovisual, la misma que hace ahora casi un año se encontraba en estado de shock, mostraba señales de vida. De que se resiste a morir.

Y lo hacía de una manera inédita hasta la fecha. Por primera vez todos los profesionales del sector estaban unidos. En el peor momento de su historia, con más paro que nunca, con la menor facturación en décadas, estaban todos bajo el mismo paraguas. Acudieron más de quinientas personas en una auténtica demostración de fuerza. Estuvieron incluso los más renuentes, los denostados, los productores a los que se les ha acusado de ser complacientes y acríticos con el poder durante los últimos veinte años, a quienes se les podía ver sentados en el patio de butacas del teatro Olympia de Valencia cuyo propietario, Enrique Fayos, cedió para esta presentación.

Sobre el escenario, diez representantes de sendas asociaciones, entidades, instituciones, que conforman de manera inicial la MESAV (Mesa Sectorial del Audiovisual Valenciano). Ferran Gadea por los actores, Pau Martínez por los guionistas, Vicente Monsonís por los directores, Antonio Mansilla por los productores independientes, Julià Alvaro por Mil De Nou que agrupa a los ex trabajadores de RTVV, Javier Marzal por la Universitat Jaume I, Sergi Capelo por los dobladores, Toni Gisbert como representante de la ILP para la reapertura de RTVV, Cristina Chirivella por la Unió de Periodistes, y el veterano realizador Luis Lizarán por los técnicos, el hombre encargado del primer y último informativo de RTVV, testigo y protagonista de los 24 años, 1 mes y veinte días de la historia de la cadena pública.

No fue día de autocríticas, aunque algunas se escucharon. Tampoco de críticas muy ácidas. La mayoría de los discursos, sosegados, apuntaban a la lógica. Sobre una pantalla se proyectaban datos que evidenciaban hasta qué punto la situación es crítica. Por ejemplo, que el paro afecta al 92% de los profesionales de la industria audiovisual; algo que deja muy a las claras que el cierre de RTVV ha supuesto un colapso para un tejido empresarial que empleaba a 5.000 personas.

CERRAR RTVV HA COSTADO 200 MILLONES DE EUROS

Ricardo Macián y Reis Juan fueron los encargados de presentar el informe que ha redactado la MESAV durante los últimos seis meses, un documento que es algo así como la carta de presentación oficial de la entidad. Es un informe lleno de lógica, de sentido común, casi se diría que de obviedades. Pero es que lo razonable, lo lógico, lo normal, es lo que no ha sucedido.

En él se constata, por ejemplo, que el cierre de RTVV tendrá un coste final próximo a los 200 millones de euros,  dato que desmonta cualquier argumento de que era una medida de ahorro. Si lo que se pretendía es controlar el gasto público, a corto y medio plazo la medida ha sido desastrosa.

Pero asimismo, como se encargaron de recordar varios de los participantes en la presentación, la industria audiovisual genera riqueza, no sólo económica, un caudal que se ha perdido para siempre. Un dato que aportó el productor Antonio Mansilla es que la industrias culturales suponían en su mejor momento el 2,7% del PIB valenciano. «Ser el 5% sería una aspiración lógica», dijo, y recordó que en Estados Unidos estas industrias eran el 12% del PIB norteamericano.

Junto a estos números fríos se unen cuestiones emocionales y de señas de identidad, como la defensa de la lengua y la cultura valencianas, que con el cierre de RTVV se han visto relegadas a un segundo plano. De hecho, la valenciana es la única cadena autonómica que ha cerrado. Y mientras otras comunidades sin lengua propia gobernadas también por el PP mantienen la suya, como Castilla-La Mancha o Madrid.

El informe de la MESAV se inicia con un breve repaso a la historia reciente de la industria audiovisual valenciana donde se constata la crisis financiera y la instrumentalización de RTVV, el estéril conflicto por las emisiones de TV3 que sostuvo el Consell, la entrega a grupos mediáticos nacionales de las concesiones de TDT y la inexistencia de un órgano que sí existe en otras comunidades: El Consell de l’Audiovisual de la Comunitat Valenciana.

Este órgano es una de las reclamaciones que plantean los profesionales de la MESAV en el documento, dentro de las medidas legislativas, que incluirían también una nueva ley del audiovisual y un nuevo estatuto para RTVV. El documento es amplio e incluye un análisis del equipamiento tecnológico actual en los estudios de Burjassot en el que se deja bien claro que buena parte, «la parte más cara del mismo continúa siendo perfectamente válida».

90.000 FIRMAS PARA LA REAPERTURA DE RTVV

El informe fue el final de la presentación de la MESAV, un acto eficaz y eficiente, no muy largo, poco más de hora y media, en el que se escucharon en diferentes ocasiones alusiones al cambio, al inicio de un nuevo ciclo. Toni Gisbert, representante de la Iniciativa Legislativa Popular para el regreso de RTVV, cosechó un aplauso especialmente fervoroso cuando dijo: «Somos el futuro; estamos en una época de cambio». Gisbert recordó que habían conseguido más de 90.000 firmas en apenas cuatro meses, «sin apenas infraestructuras» con el apoyo de valencianos de «todas las ideologías». Entre sus padrinos, el reciente premio Nacional de Narrativa Rafael Chirbes.

Aunque RTVV centró buena parte del tiempo, hubo alusiones también a Ciudad de la Luz en Alicante, como las que hizo el presidente de los actores valencianos, Ferran Gadea. «Menos Ciudad de la Luz y más trabajo para el sector», dijo. Como otros muchos hizo ver que los profesionales valencianos quieren una cosa: «seguir trabajando en nuestra tierra«. Y avanzó que no iban a rendirse. «Esto no es más que el principio», añadió.

También aludió a la emigración Martínez quien recordó que muchos valencianos que se fueron están cosechando éxitos en Madrid y Barcelona. El guionista y director denunció los impagos a los que se ha visto sometido la industria local en los últimos años y reclamó más independencia para el Instituto Valenciano del Audiovisual. Moderado, sólo se salió del guión para criticar la Ley Lassalle a la que calificó de «terrorismo contra la cultura», en la primera de las muchas alusiones que se hicieron a la futura aprobación de estanorma. Criticada por prácticamente todos los participantes, la Ley Lassalle ha congregado al mundo de la Cultura en Madrid del mismo modo que la MESAV se reunió este martes en Valencia.

AUTOCRÍTICA Y APRENDIZAJE PARA EL FUTURO

La voz más autocrítica fue, sin duda, la de Monsonís, quien señaló a parte de la industria como cómplices con su silencio de este colapso que vive el audiovisual en la Comunidad Valenciana. «Aquellos que recibían migajas ahora no tienen nada, sólo el mismo hambre que todos», dijo. Monsonís recordó que hace 25 años también se creó la asociación de directores. «No hemos llegado a ningún lugar», constató. Pero quiso mirar adelante y lanzó una invocación al futuro. «Por fin estamos juntos. Espero que seamos inteligentes y aprendamos de esta experiencia«, concluyó.

Un grupo de estudiantes, encabezados por Paula Braguinsky, hija del actor y escritor Diego Braguinsky, fue la encargada de leer un texto redactado por un grupo de estudiantes en el que se exigía a las autoridades que garantizaran el futuro de estos jóvenes. Su padre fue el primer rostro que vieron los valencianos en RTVV. La veía a ella desde el patio de butacas.

Tras ellos, Juan y Macián cerraron el acto con un breve resumen del informe. En un ambiente relativamente sereno, sin eslóganes ni consignas, Juan y Macián insistieron en resaltar la importancia del encuentro, por lo que supone de punto de partida para el futuro. «Hoy hemos comenzado a alzar la voz y no van a callarnos«, señaló Juan. Y terminó el acto diciendo emocionada: «Esto acaba de comenzar».