Fundador del Equipo Realidad, el artista fallece a los 72 años de una rápida enfermedad

21.01.2014 | 20:36

muere-jordiJ.R.S. VALENCIA. Un creador inagotable, un inconformista y al mismo tiempo un outsider que nadie

consiguió sacar de su pura verdad: el arte es vehículo de creación y expresión, pero nunca ha de ser entendido como negocio. Así era Jordi Ballester, quien fallecía ayer en Valencia de un rápida enfermedad a los 72 años de edad.Cofundador junto a Joan Cardells del Equipo Realidad, una de las formaciones artísticas más valientes y combativas del realismo social y político, su obra hoy continúa cotizando al alza. Ballester, retirado del mercado desde hacía más de tres décadas, había cedido en los últimos años a mostrar su trabajo reciente.
Lo hizo en una exposición retrospectiva que ocupó La Nau y también en la Galería Punto de Valencia. Aquella exposición ponía sorprendentemente fin a más de 35 años de silencio expositivo, pero no de creación silenciosa y constante.

Ballester compaginaba el arte con su trabajo como publicista y diseñador gráfico y aún a sabiendas de que nadaba a contracorriente su obra era respetada y admirada por los círculos culturales que lo consideraban uno de los suyos pese a estar siempre al margen.

Hijo del también artista y escultor Tonico Ballester y sobrino de Manuel Ballester y Josep Renau, Jordi conoció el exilio, tanto familiar como personal, que lo llevó a México, Roma o Los Ángeles. Su oposición al franquismo y su republicanismo declarado quedó siempre patente en la obra de Equipo Realidad, verdaderas descargas ideológicas que si bien transitaban por la estética del Pop Art, contenían una elevada carga de denuncia política. Lo bien cierto es que la vigencia de su obra se mantenía intacta como se demostró en la exposición retrospectiva que la Fundación Martínez Guerricabeitia organizaba en otoño del pasado año.

Equipo Realidad duró diez años, hasta el abandono de Joan Cardells en 1976. Después Ballester intentó mantenerlo vigente con un nuevo compañero, pero apenas duró un par de años más.

La carrera profesional de Ballester se desvío del sendero comercial del arte a partir de entonces. Lúcido, gran conversador, hombre sarcástico, si algo mantenía el artista valenciano era su postura crítica cuando recordaba que Equipo Realidad hizo lo que realmente sus dos componentes sabían, aunque a veces dieran palos de ciego. «Este oficio es extraño, recordaba Ballester en una reciente conversación con Levante-EMV. «No sabes nunca dónde puedes llegar o dónde te puedes quedar. Es el tiempo el que lo dice todo. La muerte de la pintura social, recordaba, fue una derrota a la que condujeron las nuevas generaciones y el propio mercado del arte. Aún siendo desconocedoras de muchas cosas se creyeron la posmodernidad y que estaban inventando algo nuevo cuando simplemente estaban alineados con las provocaciones gratuitas del arte y sin ideología».

Para Ballester, quien se consideraba más dibujante que pintor, el arte como expresión había muerto hacía muchos años cuando «el mercado sentó sus posaderas en él y todo lo que quedó bajo sus nalgas fue gente en pos de la fama y el dinero».

Más próximo en los últimos años al surrealismo objetual, el cubismo y el realismo estético, Ballester deja una inmensa obra privada y también repartida en los principales museos.

Sus restos mortales permanecen en el tanatorio de Godella y a las siete de la tarde de hoy serán incinerados en el crematorio municipal de Valencia.

Fundador del Equipo Realidad, el artista fallece a los 72 años de una rápida enfermedad

21.01.2014 | 20:36

muere-jordiJ.R.S. VALENCIA. Un creador inagotable, un inconformista y al mismo tiempo un outsider que nadie

consiguió sacar de su pura verdad: el arte es vehículo de creación y expresión, pero nunca ha de ser entendido como negocio. Así era Jordi Ballester, quien fallecía ayer en Valencia de un rápida enfermedad a los 72 años de edad.Cofundador junto a Joan Cardells del Equipo Realidad, una de las formaciones artísticas más valientes y combativas del realismo social y político, su obra hoy continúa cotizando al alza. Ballester, retirado del mercado desde hacía más de tres décadas, había cedido en los últimos años a mostrar su trabajo reciente.
Lo hizo en una exposición retrospectiva que ocupó La Nau y también en la Galería Punto de Valencia. Aquella exposición ponía sorprendentemente fin a más de 35 años de silencio expositivo, pero no de creación silenciosa y constante.

Ballester compaginaba el arte con su trabajo como publicista y diseñador gráfico y aún a sabiendas de que nadaba a contracorriente su obra era respetada y admirada por los círculos culturales que lo consideraban uno de los suyos pese a estar siempre al margen.

Hijo del también artista y escultor Tonico Ballester y sobrino de Manuel Ballester y Josep Renau, Jordi conoció el exilio, tanto familiar como personal, que lo llevó a México, Roma o Los Ángeles. Su oposición al franquismo y su republicanismo declarado quedó siempre patente en la obra de Equipo Realidad, verdaderas descargas ideológicas que si bien transitaban por la estética del Pop Art, contenían una elevada carga de denuncia política. Lo bien cierto es que la vigencia de su obra se mantenía intacta como se demostró en la exposición retrospectiva que la Fundación Martínez Guerricabeitia organizaba en otoño del pasado año.

Equipo Realidad duró diez años, hasta el abandono de Joan Cardells en 1976. Después Ballester intentó mantenerlo vigente con un nuevo compañero, pero apenas duró un par de años más.

La carrera profesional de Ballester se desvío del sendero comercial del arte a partir de entonces. Lúcido, gran conversador, hombre sarcástico, si algo mantenía el artista valenciano era su postura crítica cuando recordaba que Equipo Realidad hizo lo que realmente sus dos componentes sabían, aunque a veces dieran palos de ciego. «Este oficio es extraño, recordaba Ballester en una reciente conversación con Levante-EMV. «No sabes nunca dónde puedes llegar o dónde te puedes quedar. Es el tiempo el que lo dice todo. La muerte de la pintura social, recordaba, fue una derrota a la que condujeron las nuevas generaciones y el propio mercado del arte. Aún siendo desconocedoras de muchas cosas se creyeron la posmodernidad y que estaban inventando algo nuevo cuando simplemente estaban alineados con las provocaciones gratuitas del arte y sin ideología».

Para Ballester, quien se consideraba más dibujante que pintor, el arte como expresión había muerto hacía muchos años cuando «el mercado sentó sus posaderas en él y todo lo que quedó bajo sus nalgas fue gente en pos de la fama y el dinero».

Más próximo en los últimos años al surrealismo objetual, el cubismo y el realismo estético, Ballester deja una inmensa obra privada y también repartida en los principales museos.

Sus restos mortales permanecen en el tanatorio de Godella y a las siete de la tarde de hoy serán incinerados en el crematorio municipal de Valencia.

Fundador del Equipo Realidad, el artista fallece a los 72 años de una rápida enfermedad

21.01.2014 | 20:36

muere-jordiJ.R.S. VALENCIA. Un creador inagotable, un inconformista y al mismo tiempo un outsider que nadie consiguió sacar de su pura verdad: el arte es vehículo de creación y expresión, pero nunca ha de ser entendido como negocio. Así era Jordi Ballester, quien fallecía ayer en Valencia de un rápida enfermedad a los 72 años de edad.Cofundador junto a Joan Cardells del Equipo Realidad, una de las formaciones artísticas más valientes y combativas del realismo social y político, su obra hoy continúa cotizando al alza. Ballester, retirado del mercado desde hacía más de tres décadas, había cedido en los últimos años a mostrar su trabajo reciente.

Lo hizo en una exposición retrospectiva que ocupó La Nau y también en la Galería Punto de Valencia. Aquella exposición ponía sorprendentemente fin a más de 35 años de silencio expositivo, pero no de creación silenciosa y constante.

Ballester compaginaba el arte con su trabajo como publicista y diseñador gráfico y aún a sabiendas de que nadaba a contracorriente su obra era respetada y admirada por los círculos culturales que lo consideraban uno de los suyos pese a estar siempre al margen.

Hijo del también artista y escultor Tonico Ballester y sobrino de Manuel Ballester y Josep Renau, Jordi conoció el exilio, tanto familiar como personal, que lo llevó a México, Roma o Los Ángeles. Su oposición al franquismo y su republicanismo declarado quedó siempre patente en la obra de Equipo Realidad, verdaderas descargas ideológicas que si bien transitaban por la estética del Pop Art, contenían una elevada carga de denuncia política. Lo bien cierto es que la vigencia de su obra se mantenía intacta como se demostró en la exposición retrospectiva que la Fundación Martínez Guerricabeitia organizaba en otoño del pasado año.

Equipo Realidad duró diez años, hasta el abandono de Joan Cardells en 1976. Después Ballester intentó mantenerlo vigente con un nuevo compañero, pero apenas duró un par de años más.

La carrera profesional de Ballester se desvío del sendero comercial del arte a partir de entonces. Lúcido, gran conversador, hombre sarcástico, si algo mantenía el artista valenciano era su postura crítica cuando recordaba que Equipo Realidad hizo lo que realmente sus dos componentes sabían, aunque a veces dieran palos de ciego. «Este oficio es extraño, recordaba Ballester en una reciente conversación con Levante-EMV. «No sabes nunca dónde puedes llegar o dónde te puedes quedar. Es el tiempo el que lo dice todo. La muerte de la pintura social, recordaba, fue una derrota a la que condujeron las nuevas generaciones y el propio mercado del arte. Aún siendo desconocedoras de muchas cosas se creyeron la posmodernidad y que estaban inventando algo nuevo cuando simplemente estaban alineados con las provocaciones gratuitas del arte y sin ideología».

Para Ballester, quien se consideraba más dibujante que pintor, el arte como expresión había muerto hacía muchos años cuando «el mercado sentó sus posaderas en él y todo lo que quedó bajo sus nalgas fue gente en pos de la fama y el dinero».

Más próximo en los últimos años al surrealismo objetual, el cubismo y el realismo estético, Ballester deja una inmensa obra privada y también repartida en los principales museos.

Sus restos mortales permanecen en el tanatorio de Godella y a las siete de la tarde de hoy serán incinerados en el crematorio municipal de Valencia.

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